Cuando una inflamación o infección en las encías no se cuida ni se subsana, aparece la periodontitis. Es una patología bucal que empieza en las encías, luego afecta a los ligamientos y, por último al hueso encargado de sujetar el diente. Es por ello que la periodontitis, en ocasiones, llega a ser la causa de la pérdida de piezas dentales.
Existen diferentes fases: la leve, la severa y la masiva. La primera de ellas es cuando la placa se acumula en el diente, en la segunda, la encía empieza a perder la adhesión con el diente y, la tercera y más grave, se da cuando la encía retrocede, se atrofia y ya no aguanta el diente. Es en esta última cuando el diente puede llegar a caerse.
El mal aliento, el enrojecimiento de la encía, el sangrado de la boca o la sensibilidad son síntomas de esta patología. ¿Quieres saber cómo evitarla? ¡Toma nota!
Para evitar su aparición es necesaria una higiene completa y excelente de la boca: cepillado tres veces al día y uso de hilo dental. En los casos más leves, una simple limpieza bucal puede acabar con el problema. Una limpieza que se realiza con el objetivo de terminar con el sarro que está empezando a crear placa, el principal motivo del problema. Las bocas con periodontitis deben realizarse al año, al menos, dos limpiezas dentales completas. Por último, la cirugía y/o extracción se realiza en casos más severos, cuando los demás tratamientos no dan sus frutos y no hay otro modo de subsanar el problema.